Muchos refranes antiguos sugieren que la limpieza y la organización son esenciales para llevar una vida sana. Pero ¿hay algo de cierto en dichos como “orden exterior, calma interior” o “la limpieza está próxima a la piedad”?
En los últimos años han surgido más estudios sobre el impacto que tiene la organización en la salud mental. Catherine Roster, PhD, es profesora de marketing y directora del laboratorio de comportamiento de la escuela de gestión Anderson de la Universidad de Nuevo México (Behavioral Lab at the Anderson School of Management at the University of New Mexico). Lleva dos décadas estudiando el desorden, la adquisición excesiva y la dificultad para descartar.
Cuando hay mucho desorden, uno pierde el control sobre su entorno físico, lo cual es muy desalentador y puede provocar estrés, depresión o ansiedad”, explica Roster a Everyday Health.
Los estudios de Roster, y muchos otros, respaldan el efecto positivo en nuestro bienestar mental que tiene el hecho de ordenar. Un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles encontró un vínculo directo entre el desorden y los niveles de estrés. Las mujeres que describían su hogar como un lugar desordenado presentaban niveles más altos de cortisol, la hormona del estrés, en comparación con las que describían su hogar como un lugar ordenado. El estudio también indicó que los hogares desordenados se asociaban con un estado de ánimo depresivo y un sueño menos reparador.
Minimalista o maximalista: desorden vs decoración
¿Existe alguna ventaja si hay desorden? En general, no, aunque se ha descubierto que el desorden está relacionado con mayor creatividad. También es importante tener en cuenta que cada persona tiene sus propios límites de tolerancia al desorden. Lo que es abrumador para una persona, puede parecerle razonable a otra.
También es importante tener en cuenta que el desorden de una persona puede ser el estilo de decoración de otra. Conocido como “maximalismo”, este estilo de decoración suele incluir paredes llenas de obras de arte y cuadros, estanterías repletas de objetos significativos y el color preferido del decorador salpicado por las paredes. Para una persona minimalista, un estilo maximalista puede resultar abrumador y demasiado desordenado. Para el maximalista, el minimalismo puede parecer demasiado vacío y estéril.
Según Roster, “el desorden es un espectro: algunas personas que tienen mucho desorden pueden pensar que no tienen ningún problema con él, mientras que otras pueden sentirse bastante angustiadas cuando en realidad no hay demasiado desorden”.
La mayoría de los expertos señalan algunas diferencias importantes en lo que respecta al desorden y la salud mental, incluida una clara diferencia entre el desorden y el trastorno de acumulación compulsivo. El trastorno de acumulación es un trastorno de salud mental que es tratable y en el que se tiene una fuerte necesidad de guardar un gran número de objetos y la persona sufre angustia cuando intenta deshacerse de esos objetos.
Además, una habitación desordenada, especialmente en el caso de alguien que suele ser organizado, puede ser una señal de advertencia de que algo más está pasando. Aunque todo el mundo tiende a ser más desorganizado o desordenado cuando está muy ocupado o tiene que asumir múltiples responsabilidades, la depresión puede llevar a las personas a ser desordenadas debido a la desesperanza, a la falta de energía o porque tienen dificultades para cuidar de sí mismas. Si está preocupado porque alguien que conoce esté deprimido, busque tratamiento.
Para la mayoría de la gente, el hecho de ordenar puede suponer un estímulo rápido y, por lo general, genera sentimientos más positivos. También ayuda a mantener la armonía dentro del hogar, en los casos donde los miembros de la familia y los compañeros de casa tienen distintos niveles de tolerancia al desorden.
El verano es el momento ideal para ordenar y hay todo tipo de consejos sobre cómo abordar un proyecto de organización. Sea cual sea el enfoque que elija, los estudios demuestran que el proceso de ordenar mejorará el estado de ánimo de la mayoría de las personas.
“Da a la gente una sensación renovada de que tiene control sobre su entorno”, afirma Roster. “Cuando la gente pasa por el proceso de ordenar, siente una sensación de libertad y liberación. Recuperan la sensación de dominio y control. Se sienten más competentes y eficaces”.