¿Cómo se sabe cuándo se ha encontrado la vocación, la misión que impulsa sus elecciones, su educación y su camino? Kamea supo a los 8 años que la suya sería ayudar a las personas con su salud mental. WellPower apareció 12 años después.
Comienza el viaje de Kamea
Con cinco años, Kamea ya sabía que algo en ella era diferente. Sufría una ansiedad debilitante y síntomas parecidos a los del TDAH que afectaban a su capacidad para dormir, jugar y funcionar como sus compañeros. Su mamá sabía que necesitaba ayuda y la llevó a terapia. Con terapia y medicamentos, la infancia de Kamea empezó a mejorar.
Cuando tenía alrededor de 8 años, Kamea se dio cuenta de que, sin la intervención de su madre y la ayuda de su terapeuta, seguiría padeciendo una terrible ansiedad que le impedía disfrutar de la vida del mismo modo que sus amigos. En ese momento decidió que algún día se convertiría en profesional de la salud mental para poder ayudar también a los demás.
“De niña, creía que todo el mundo iba a terapia y tomaba medicamentos, ya que para mí era algo muy normal”, dice Kamea. “Tuve mucha suerte de que mi mama comprendiera desde el principio que yo necesitaba ayuda. Estuve con mi terapeuta y psiquiatra desde los 5 años, pasando por la escuela secundaria, y la verdad es que mi experiencia en la escuela secundaria fue bastante buena.”
De adolescente, el camino de Kamea cambió.
Un lugar oscuro
Alrededor de los 14 años, y tras consultar la decisión con su equipo médico, Kamea decidió que intentaría dejar de tomar los medicamentos, ya que le había ido bien durante muchos años. Por desgracia, empezó a sufrir ataques de pánico, pensamientos intrusivos e insomnio.
Volvió a empezar a tomar los medicamentos y las cosas mejoraron durante un tiempo, pero entonces apareció el COVID. Mientras ella y su familia estaban atrapados en casa, su padrastro se volvió emocional y verbalmente abusivo. Kamea empezó a sentirse deprimida, lo que la llevó a tener ideas suicidas.
En el transcurso de unos meses, su depresión y sus pensamientos suicidas empeoraron.
“Me sentía completamente miserable”, dice Kamea. “Me pasaba el día en la cama, no tenía energía para hacer las cosas que antes me gustaban y me costaba encontrar fuerzas para seguir adelante. Los primeros meses de COVID fueron muy duros para mí, no sólo por culpa de la pandemia, sino porque me obligaba a estar cerca de un padrastro abusivo continuamente. Eso fue gran parte de lo que impulsó mis pensamientos suicidas”.
Cuando llegó a un punto crítico, Kamea le contó a su madre que se sentía con ganas de suicidarse y que planeaba hacerlo. Sufría un dolor insoportable y se sentía sin esperanza, no sabía cómo seguir adelante.
Solo tenía 17 años y Kamea y su madre decidieron que entrara en un programa de tratamiento residencial en California para una estancia de 30 días.
Rayos de esperanza
“Al principio, estar en el programa residencial de tratamiento me resultaba muy deshumanizante”, dice Kamea. “ Primero tienes que entregar toda tu ropa, aparatos y pertenencias porque tienen que evaluar lo qué puede suponer un riesgo para ti. Pero al cabo de unos días empecé a adaptarme y resultó ser lo mejor para mí.
“Soy una de las afortunadas. Durante mi estancia de 30 días, realmente mejoré. Ese programa me salvó la vida. El personal era increíble y me ayudó a ver que merece la pena vivir. Me ayudaron a que me diera cuenta de que tengo autonomía en cuanto a cómo reacciono ante los retos, de que puedo decidir cómo manejar mi propia vida.”
Aunque esta experiencia marcó un punto de inflexión en la vida de Kamea, eso no significa que su camino dejara de tener desafíos. Después de volver a casa con su familia, ocurrió un incidente de tipo físico con su padrastro, y Kamea y su madre se mudaron.
Cuando Kamea regresó a la terapia, se dio cuenta de que el suceso le había provocado un trastorno de estrés postraumático (TEPT) y su vida cotidiana se había visto mucho más afectada de lo que ella pensaba en un principio. Gracias a la terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR por sus siglas en inglés), su bienestar ha ido mejorando lentamente a lo largo de los dos últimos años.
El papel de WellPower en la historia de Kamea
Ahora que cursa el último año de su carrera universitaria en la Colorado Christian University (Universidad Cristiana de Colorado) y se especializa en psicología, el sueño infantil de Kamea de ayudar a la gente a través de la psicología sigue vivo y prosperando.
Aquí aparece WellPower… no como proveedora de servicios, sino a través de un programa de prácticas en la sede de WellPower Behavioral Health Solutions Center.
” Nunca imaginé la amplitud de opciones disponibles para las carreras en el campo de la salud conductual hasta que empecé mis prácticas con WellPower”, dijo Kamea. “No había considerado el trabajo social o la multitud de caminos que puedo elegir utilizando mi título de psicología. Estas prácticas me ayudaron a adquirir experiencia en el mundo real y me reafirmaron en que lo que pensaba que quería hacer con mi vida es realmente lo que quiero hacer; contar con esta experiencia práctica tiene un valor incalculable”.
“Trabajar con WellPower también me hizo dar cuenta del círculo completo que ha llegado a tener mi vida”, dijo. “Cuando hablaba con las personas que se alojaban durante 30 días en el centro de acogida del Solutions Center, tuve esos momentos de claridad en los que comprendía que les estaba ayudando de la misma forma que el personal de mi programa de tratamiento residencial me había ayudado a mí.”
Kamea está terminando su licenciatura este año, y espera obtener su maestría y la certificación de Consejera Licenciada Profesional (LPC por sus siglas en inglés). Tiene previsto solicitar un puesto a tiempo completo en WellPower en cuanto pueda.